
El Instituto Nacional de Estadística (INE) presentó el informe “Estimaciones y proyecciones de población, revisión 2025”, basado en los resultados del Censo 2023. El documento proyecta la evolución de la población uruguaya desde 2024 hasta 2070, revelando cambios estructurales profundos en la dinámica demográfica nacional.
Según las proyecciones, Uruguay alcanzó su población máxima en 2020 con 3.510.305 habitantes. Para 2045 se estima una ligera baja a 3.413.329, mientras que en 2070 la población total será de aproximadamente 3.043.670, lo que representa una caída cercana a medio millón de personas en comparación con el pico demográfico.
Entre 2024 y 2045, solo cuatro departamentos incrementarían su población: Canelones, Maldonado, San José y Rocha. En contraste, la mayoría —incluyendo Montevideo, Treinta y Tres, Soriano y Lavalleja— registrará pérdidas significativas. Montevideo perdería cerca de 11,1% de su población, es decir unas 143.000 personas.
El envejecimiento emergente de la población será otro rasgo dominante. Mientras que actualmente el 15,8% de los uruguayos tiene 65 o más años, para 2070 ese grupo representará el 32,5%. En paralelo, los menores de 15 años bajarán del 18% actual al 11,5%, y la edad media del país subirá de 39 a casi 50 años.
Las consecuencias son relevantes: la tasa global de fecundidad, que en 2023 fue de apenas 1,27 hijos por mujer, se proyecta que disminuya a 1,2 entre 2025 y 2026, con un leve repunte moderado hacia 1,5 para 2070. Al mismo tiempo, la esperanza de vida seguirá aumentando, estimándose para entonces en alrededor de 82,5 años para hombres y 87,5 para mujeres.
Diversos actores consultados subrayan los desafíos que emergen: el director técnico del INE, Marcelo Bisogno, señaló que este fenómeno es global aunque Uruguay lo enfrenta con mayor intensidad. Rodrigo Arim, de la OPP, enfatizó la necesidad de aumentar la productividad como respuesta sostenible. Jimena Pardo del BPS y Fernando Filgueira (UNFPA) insistieron en adaptar el gasto social y las políticas públicas a esta nueva realidad poblacional.
Estas tendencias obligan a repensar la planificación territorial, la representación política, la infraestructura sanitaria y educativa, y la movilidad laboral en departamentos que se contraen. Solo cuatro regiones podrán planificar crecimiento poblacional, mientras el resto deberá afrontar retos vinculados al envejecimiento y declive demográfico.

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