
Un estudio reciente de la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev) cuantifica el enorme impacto que tienen los siniestros de tránsito en Uruguay. Según el informe que abarca el quinquenio 2020-2024, el país perdió un total de 148.641 años de vida saludable, distribuidos entre muertes prematuras y los años vividos con discapacidad derivada de lesiones viales.
Metodología y concepto: años de vida saludable perdidos
Para realizar este cálculo, Unasev adoptó los parámetros del Global Burden of Disease del Institute for Health Metrics and Evaluation, siguiendo lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El indicador utilizado es el AVAD (Años de Vida Ajustados por Discapacidad), que combina dos dimensiones:
- los años “perdidos” por muertes prematuras, y
- los años vividos con alguna discapacidad derivada del siniestro.
De los 148.641 años totales perdidos en ese periodo, 92.873 corresponden a muertes prematuras, mientras que 55.769 son años con discapacidades.
Tendencias y evolución
El informe revela una tendencia al alza en la “carga global” de siniestros de tránsito, lo que implica que Uruguay enfrenta una presión creciente sobre su sistema de salud y un costo social elevado debido a eventos que en muchos casos podrían prevenirse.
Un dato significativo es que los años vividos con discapacidad han crecido un 28 % a lo largo del quinquenio: pasaron de 9.776 años perdidos por discapacidad en 2020 a 12.516 en 2024.
La mortalidad prematura también mostró un comportamiento ascendente: los años perdidos por estas muertes pasaron de 17.509 en 2020 a 18.589 en 2024, lo que representa un aumento del 6,2 %.
Grupos más afectados
El análisis por tipo de usuario de la vía revela que los motociclistas soportan la carga más alta: representan en promedio el 56 % de los años de vida perdidos.
También aparece con peso relevante el grupo de personas de 15 a 34 años en cuanto a muertes prematuras y discapacidad: los índices más elevados se registraron entre los jóvenes de 15-19 años y 20-24 años en particular.
Para las personas mayores de 70 años, aunque protagonizan menos accidentes, la severidad de las lesiones es extrema: más del 90 % de los siniestros que los involucran generan consecuencias graves, mortalidad o discapacidad significativa.
En cuanto a otros modos de transporte, su participación en la pérdida total es menor: peatones (10 %), bicicletas (4 %), camiones (2 %), ómnibus y otras categorías suman menos del 1 %.
Impacto económico
Más allá del costo humano, el informe busca estimar cuánto se afecta la economía por estos siniestros. Se calcula que la pérdida representa alrededor del 0,83 % del Producto Interno Bruto del país durante el quinquenio, sumando unos US$ 570 millones.
Situación reciente: primeros seis meses de 2025
El estudio también incluye datos preliminares de siniestros viales en el primer semestre de 2025: se reportaron 247 muertes en 15.259 siniestros, cifra muy cercana a los 242 fallecimientos del mismo período en 2024.
Del total de muertes, un 80 % correspondió a hombres. En cuanto al lugar del siniestro, Montevideo lidera los registros: con 58 muertes, representó el 23 % del total. Le sigue Canelones, con 44 fallecimientos (18 %).
Las causas más frecuentes de decesos fueron colisiones entre vehículos, seguidas por despistes, atropellos de peatones, caída, atropellos de animales y colisiones con obstáculos en la calzada.
Reflexión: del dato a la acción
Este exhaustivo diagnóstico no solo expone las dimensiones cuantitativas del problema, sino que obliga a redoblar esfuerzos en políticas públicas preventivas. Según Unasev, no basta con reducir la ocurrencia de siniestros: es necesario mitigar su severidad y sus efectos a largo plazo.
El estudio señala que en los últimos años Uruguay ha incorporado nuevas medidas, como sistemas de fiscalización electrónica, mejoras en infraestructura vial y la promoción de modos de movilidad alternativos (bicicletas, patinetas eléctricas).
No obstante, los resultados indican que esas estrategias deben intensificarse y focalizarse especialmente en los grupos más vulnerables —motociclistas, jóvenes y adultos mayores— para reducir la carga real que generan los siniestros de tránsito en la sociedad uruguaya.