
La Coalición Republicana, principal bloque opositor en Uruguay, salió al cruce del gobierno y del Frente Amplio por su aparente falta de pronunciamiento tras la concesión del Premio Nobel de la Paz 2025 a la activista venezolana María Corina Machado. En una declaración pública, los opositores fustigaron el silencio oficial y exigieron que el Estado uruguayo exprese un reconocimiento formal, reflejando una división política sobre la postura frente al régimen chavista.
Según el artículo publicado en El País, fuentes oficiales indicaron que desde Presidencia no estaba previsto emitir pronunciamiento alguno sobre el Nobel. La decisión de guardar silencio ha sido interpretada por la oposición como una señal de complicidad o de tibieza frente a dictaduras.
El senador Andrés Ojeda (Partido Colorado) calificó la distinción como un acto de justicia, destacando que María Corina “representa una idea” que merece el máximo reconocimiento. Exigió que el gobierno uruguayo rompa el silencio y felicite públicamente a Machado.
Por su parte, Álvaro Delgado, exsenador y dirigente blanco, advirtió que el silencio oficial es “increíble” y se preguntó: “¿Qué se le debe al régimen de Maduro?” Para Delgado, el Nobel otorgado a Machado es un reconocimiento simbólico a la resistencia frente a la dictadura.
Otro respaldo al reclamo vino del senador Javier García (Partido Nacional), quien manifestó que el Estado uruguayo, como parte del continente, debería felicitar públicamente a Machado “porque indirectamente, no hacerlo, es oponerse a lo que ella representa”.
El Directorio del Partido Nacional emitió un comunicado en el que saluda la distinción otorgada a Machado, definió su trayectoria como “coherente, de coraje cívico y compromiso con valores republicanos” y dijo que su ejemplo trasciende fronteras.
La figura de María Corina Machado ha sido emblemática en la oposición venezolana. El artículo recuerda que Machado lleva años en lucha contra el régimen de Nicolás Maduro, y su reconocimiento con el Nobel ha sido respondido con elogios de figuras políticas uruguayas como el expresidente Luis Lacalle Pou, quien la felicitó públicamente y dijo que lo merece el pueblo venezolano por su resistencia.
Desde el Partido Independiente, el exministro Pablo Mieres también se pronunció: calificó el Nobel como “un enorme espaldarazo a la lucha del pueblo venezolano” y reprochó el silencio oficial de Uruguay, señalando que “no hay excusa para este silencio cómplice”.
El episodio pone en evidencia una tensión persistente en la política exterior uruguaya: el posicionamiento frente a crisis democráticas y regímenes autoritarios en América Latina. Para la Coalición Republicana, el silencio del Estado implica una falta de coherencia en la defensa de los derechos humanos y de los principios democráticos.
Por otro lado, la decisión de no pronunciarse podría obedecer a cálculos diplomáticos internos, consideraciones de política partidaria o evitar confrontaciones internacionales. De todos modos, el reclamo opositor genera presión pública para que Montevideo defina su postura formal frente al Nobel.
En los próximos días, podría esperarse que presidentes de partidos, el poder ejecutivo o la cancillería emitan declaraciones, ya sea para saludar el premio o para explicar la ausencia de pronunciamiento. La controversia refleja cómo el reconocimiento internacional a una líder venezolana puede reabrir debates internos sobre política exterior, memoria democrática y solidaridad hemisférica.