
Un reciente informe del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) revela que, entre 2018 y 2022, los estudiantes uruguayos del tercer año de educación media (hoy noveno) manifestaron un desplazamiento hacia posiciones más conservadoras en relación con la igualdad y la diversidad de género.
Si bien no se observa que los jóvenes sean más conservadores que sus padres, el análisis de los datos del Ineed muestra un retroceso significativo en los niveles de aceptación de la diversidad e igualdad. Las pruebas Aristas, aplicadas en liceos y UTU a lo largo de ese periodo, exponen un panorama preocupante respecto a la evolución del clima cultural dentro del sistema educativo.
Variables asociadas al cambio
El reporte del Ineed destaca grupos que presentaron actitudes más negativas:
- Varones, en comparación con las mujeres.
- Alumnos “extra edad”, esto es, con mayor edad que la esperada para su curso.
- Quienes estudian fuera del área metropolitana.
- Estudiantes con conductas externalizantes, como vandalismo, agresividad o conflictos sociales
Estos factores mantuvieron la asociación negativa incluso al controlar variables como el contexto educativo y socioeconómico.
Por contraste, otras variables favorecían mayor apertura a la diversidad: sentido de pertenencia al centro, sensación de seguridad y habilidades socioemocionales como la empatía. Sin embargo, el informe advierte que muchas de estas condiciones se deterioraron entre 2018 y 2022.
¿Por qué debería importar este fenómeno?
Uruguay promueve la igualdad de género y la diversidad como principios consagrados por la ley de Educación. Uno de los fines del sistema educativo es formar ciudadanos reflexivos, críticos, solidarios y no discriminadores. Según el Ineed, el retroceso en actitudes inclusivas no responde a ningún tipo de adoctrinamiento, sino a una debilidad del entorno educativo y familiar que no puede contrarrestarse sin colaboración comunitaria.
El estudio subraya que no basta con la acción de la escuela: es necesaria la articulación estrecha entre las instituciones educativas, las familias y la comunidad para fomentar valores inclusivos y mejorar estos indicadores sociales.
Reflexiones y retos para el futuro
- La brecha entre zonas: las diferencias entre estudiantes de Montevideo y del interior reflejan desigualdad en acceso a recursos, apoyo familiar y ambientes más inclusivos.
- La edad como factor de riesgo: los estudiantes que repiten curso enfrentan mayor riesgo de desvinculación educativa y actitudes más rígidas.
- La emergencia de conductas externalizantes puede ser una señal de necesidad de intervenciones pedagógicas y psicosociales.
- La comunidad educativa como clave: factores como la pertenencia y la empatía resultan decisivos pero requieren fortalecerse continuamente, no asumirse por descontado.
El Ineed concluye que, para revertir esta tendencia, Uruguay debe reforzar políticas educativas que incluyan tanto la formación emocional como espacios de diálogo intergeneracional, combate a la desvinculación y estrategias de inclusión real.